jueves, 5 de noviembre de 2020

FAMILIA BERENGUER-LUNA: "HELADERÍA LA VALENCIANA"

Miguel Berenguer conocido en Onil como Miguel “Canyes”, nació en Onil, en una familia de agricultores. Como muchas otras familias en aquellos años, trabajaba en el campo ayudando a sus padres en las tierras que disponían. Eran años difíciles y duros, apenas había cosechas y las ganancias eran pésimas trabajando de sol a sol.

Su esposa Lola Luna, vecina del pueblo de Castalla trabajaba en la fábrica de Isidro Rico, una fábrica dedicada a la elaboración de muñecas.

Miguel y Lola en el año 1958 contrajeron matrimonio, pero cada uno siguió con sus quehaceres, siendo en el año 1961 cuando decidieron cambiar el rumbo de sus vidas y probar suerte en el oficio de la hostelería, convirtiéndose en heladeros.

Miguel “Canyes” tenía amistad con “Perrica” y Ramón (ambos heladeros), y entre partida y partida de dominó que jugaban en el antiguo casino de Onil le propusieron y plantearon adquirir la heladería de Batiste “Somera” que tenía en Munguía (Bilbao). 

Heladería en Munguía (Bilbao)

En 1961 da comienzo su andadura. Miguel y Lola se mudan al norte y comienzan sus inicios como heladeros. Durante su estancia en Munguía fueron años de aprendizaje, dado que, gracias a la ayuda de Maruja, hija de “Somera” y a los consejos de sus amigos “Ramonet” y “Perrica” fueron aprendiendo de éste sector.

Durante 9 años permanecieron allí, pero debido al clima del norte decidieron cambiar de destino. MARBELLA era el pueblo que les rondaba por sus cabezas, un lugar donde el sol brilla y el calor hace eco día a día. 

Lola en la heladería de Marbella

Marbella les recibió en el año 1970. Allí abrieron su primera heladería, un pequeño local situado en la céntrica calle Virgen de la Amparo, concretamente en el barrio “Divina Pastora” y a la que llamaron, haciendo referencia a su gentilicio, “La Valenciana”.

La temporada comenzaba en marzo con la llegada de la primavera hasta finales de septiembre. Trabajaban día y noche fabricando y vendiendo sus propios productos: helados, barquillos de canela, barras de helado, tartas, polos, granizados, horchata, etc. Siendo el producto estrella el helado de Turrón. 

Padre e hijo en el carrito del helado

También construyeron un kiosko de helados con la ayuda de un carpintero en el Paseo Marítimo de Marbella y en el que trabajó su hijo Miguel.

Gracias al éxito de sus helados fueron ampliando establecimientos en la localidad: Paseo Marítimo y Avenida Nabeul (que actualmente se mantienen), seguidamente en Avenida Europa, en Calle Miguel Cano (antigua Cafetería Marbella) y por último, en el Barrio de Miraflores.

Miguel y Mª Salud Berenguer

María Salud

El matrimonio, junto con sus hijos Miguel y Mª Salud fueron regentando su negocio año tras año y temporada tras temporada durante 30 años.

Con la llegada de un nuevo siglo Miguel y Lola decidieron poner punto y final a esta dura, larga e intensa etapa, dejando a su hija Salu y a su marido Daniel Vila “Botana” las riendas del negocio hostelero.

Daniel Vila con garrafas de horchata y granizado de limón.

Era el año 2000 cuando una nueva generación empezaba con la tradición familiar de heladeros, Daniel y Mª Salud junto con sus tres hijos: Daniel, Lorena y Borja.

Un viaje que después de 50 años sigue creciendo, almacenando recuerdos y por supuesto, elaborando helados de forma artesanal, siguiendo la tradición y que entonces Miguel, su fundador marcó. Creando así un sabor, su propia marca. 

Familia Vila-Berenguer: Daniel y su esposa Mª Salud, con sus tres hijos: Dani, Lorena y Borja.


Lorena Vila, nieta e hija de la familia, por el 50 aniversario y aprovechando este post, dedica unas palabras tanto a sus abuelos como a sus padres haciendo éste pequeño homenaje:

 


50 Aniversario de Heladería La Valenciana en Marbella, se dice pronto ¿verdad? Nada más y nada menos que medio siglo de esfuerzo y trabajo constante.

 Negocio familiar en el que mis abuelos son sus fundadores y aunque sus inicios como heladeros no fueron en Marbella, sino en el norte, Marbella fue su último destino. Atraídos por un ‘pueblo’ costero, su clima y su gente en el que por aquellos tiempos vivía sus mejores años, los años dorados.

 Mis abuelos, trabajadores de día y de noche en su pequeño negocio, fueron dejando huella en todos y cada uno de sus primeros clientes. 

 Después de mucho tiempo al pie del cañón y con una ‘marca’ creada, un sabor de helados definidos y un emblema para su querida Marbella llegaron mis padres (Daniel y Mª Salud). Mis referentes, quienes actualmente siguen año tras año ofreciendo helados artesanos en cada una de las campañas estivales con la ayuda de sus tres hijos: Dani, Lorena y Borja.

Generación tras generación. Toda una familia dedicada al negocio hostelero, remando en la misma dirección e intentando mejorar y ofrecer lo mejor de cada producto y sabor.

 No ha sido fácil llegar hasta aquí con más de 50 años a nuestras espaldas, pero sé, que con constancia, responsabilidad y esfuerzo se consigue ser un gran luchador, como mis abuelos, como mis padres.

 Es un orgullo poder celebrar esta cifra, pero sobretodo formar parte de él y de esta familia, pues solo los que estamos dentro sabemos el tiempo que dedicamos para que temporada tras temporada podamos seguir recibiendo felicitaciones de nuestros clientes y amigxs.

A mis padres y abuelos... ¡Millones de Gracias! Porque sin ellos no hubiera sido posible. ¡Por muchos años más!         

Lorena Vila.”

Mosaico Heladería La Valenciana.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Soy una persona que ya no vive en Marbella hace muchos años que nos trasladamos al Campo de Gibraltar por motivos laborales de mu padre.Pero en mi subconsciente todavía saboreo esos helados que estaba debajo de mi casa.Tengo 64 años y mu helado favorito de la Alicantina era el de turrón.No he comido en toda mi vida un helado como aquel que me servían en aquella heladería que era todo magia para mí.Que entonces yo era una niña muy padre nos daban a mis hermanos y a mí un duro y aquello era una esquisited.