En ésta etiqueta tienen cabida el acervo propio del castellano con modismos, frases hechas, dichos, etc y quizás algo de adivinanzas.
El mérito como os podéis imaginar no es mio, sino de estudiosos en el tema, yo solo les hago el apoyo popular y desinteresado de plasmarlo aquí.
Espero que gusten estas intrusiones, y así saber un poco más.
Esta frase se suele utilizar mucho cuando se le quiere animar a alguien en una tarea harto difícil.
Su origen se le atribuye al grito de batalla que los caballeros del Reino de Castilla y León, se reunieron en contra del emir de Córdoba Abderramán II a convocatoria del Rey Ramiro I de Asturias (791-850), lanzaron al iniciarse la batalla de Clavijo en el año 834.
Según cuenta la tradición, en el transcurso de ésta batalla, el rey Ramiro se alejó momentáneamente del campo de batalla, y se le apareció el Apóstol Santiago dándole ánimos, y avisándole de que en el día de mañana saldría victorioso, con su ayuda.
El rey Ramiro hizo saber esa revelación a sus soldados y al día siguiente al entrar en combate, gritaban ésta frase, mientras el apóstol Santiago, montado en un caballo blanco y espada en mano, surgía del cielo y liderando a los cristianos derrotaron a los musulmanes.
El mérito como os podéis imaginar no es mio, sino de estudiosos en el tema, yo solo les hago el apoyo popular y desinteresado de plasmarlo aquí.
Espero que gusten estas intrusiones, y así saber un poco más.
Esta frase se suele utilizar mucho cuando se le quiere animar a alguien en una tarea harto difícil.
Su origen se le atribuye al grito de batalla que los caballeros del Reino de Castilla y León, se reunieron en contra del emir de Córdoba Abderramán II a convocatoria del Rey Ramiro I de Asturias (791-850), lanzaron al iniciarse la batalla de Clavijo en el año 834.
Según cuenta la tradición, en el transcurso de ésta batalla, el rey Ramiro se alejó momentáneamente del campo de batalla, y se le apareció el Apóstol Santiago dándole ánimos, y avisándole de que en el día de mañana saldría victorioso, con su ayuda.
El rey Ramiro hizo saber esa revelación a sus soldados y al día siguiente al entrar en combate, gritaban ésta frase, mientras el apóstol Santiago, montado en un caballo blanco y espada en mano, surgía del cielo y liderando a los cristianos derrotaron a los musulmanes.
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