jueves, 26 de agosto de 2010
ANTONIO JOSE CAVANILLES ESTUVO EN ONIL
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El botánico Antonio José Cavanilles (1745-1804) inició un recorrido a lo largo de España por orden del rey Carlos IV en el año 1791.
La finalidad inicial de la misma era “examinar los vegetales que en ella crecen”, aunque muy pronto su carácter de hombre ilustrado le hizo ampliar los fines de la expedición, que pasó a concebir como una oportunidad para instruirse y para realizar un trabajo mucho más amplio de observación directa y estudio del territorio, y cuyo fin último era ofrecer a la monarquía una herramienta para la mejora del país. Fruto de este trabajo fue la obra “Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia”, editada en Madrid en el año 1797.
Durante los años 1791, 1792 y 1793, Antonio José Cavanilles realizó numerosas expediciones por el antiguo Reino de Valencia, y además de su trabajo como botánico tomó nota de aspectos geográficos, geológicos, económicos y sociales de los territorios y localidades por los que pasó. El periodo del año elegido para las expediciones fue primavera-verano, por ser el mejor tiempo para viajar y sobre todo por ser el mejor tiempo para la observación de las plantas, objetivo principal de sus viajes.
Durante sus expediciones contactó con personas de las zonas visitadas con las que en meses posteriores mantuvo una fructífera correspondencia y gracias a estos colaboradores y amigos pudo recopilar muchos datos sobre economía, demografía, etc., que luego usó para su obra.
En la segunda excursión datada entre el 9 de abril y 2 de junio del año 1792, se escribió lo siguiente….
“En Castalla permaneció el 26 de abril y siguió a Onil el día 27.
De nuevo la lluvia retrasó su salida hasta la tarde del 28 en dirección a Ibi”.
En la tercera excursión datada entre el 13 de junio y el 13 de agosto del año 1792, se escribió lo siguiente…
“El lunes 9 de julio, desde la Font de la Figuera, el viajero se dirigió en cuatro horas hasta Biar donde comió con su amigo Santonja y saludó a los otros conocidos. Por la tarde, atravesó en tres horas Onil, Castalla hasta Ibi, su destino inmediato”.
Se exponen fragmentos del libro “Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia”, tal cual se escribieron en su momento y con las palabras en uso de aquellos años.
“Se ven con freqüencia conchas en los montes de Xixona, Cullera, Castalla, y otros del Reyno. Hasta estampas de pescados conocidos se conservan en los de Pego. El propio elemento de estos animales ha sido siempre el mar; en él nacen, viven, se multiplican y perecen. Las corrientes van amontonando los cadáveres y despojos, y así preparan materiales para formar montes, cuyos bancos quedan por lo común horizontales, y siempre paralelos aún en las curvas. Parece pues cierto que los montes del Reyno de Valencia se formaron en el fondo del mar, cuyas aguas cubrieron la superficie que habitamos”.
En el término de Onil, brotan varios ojos y fuentes las aguas que reunidas muy pronto en riachuelo corren de norueste á sueste, y aumentadas con las que baxan de Ibi y Tibi van al pantano, y de allí a la huerta de Alicante.
Los de Castalla en otro tiempo vendieron a los de Alicante, ó como otros aseguran cedieron en virtud de pretendidos privilegios y concordatos el derecho que tenían a estas aguas: ahora que han beneficiado gran numero de campos antes eriales, y llevado la agricultura a un alto grado de perfección, quisieron enmendar el yerro de sus abuelos.
Más cautos los de Onil jamás han perdido la posesión y usufructo de las aguas que nacen en su término, y con ellas riegan 400 jornales de la tierra más fértil del reyno, puesto que cada jornal da en el mismo año de diez a catorce cahices de trigo, y otros tantos de maíz.”
“Mirando al norte descubría en una profundidad enorme la hoya entera de Castalla y sus pueblos; veía el rio que formado en las cercanías de Onil iba serpeando con dirección al pantano de Alicante, y en este la laguna que por media legua forman las aguas embalsadas, vistosas por brillar en ellas los rayos del sol al lado de obscuras masas de pinos. Foyaderes, o sea el carrascal de Alcoy, se prolongaba hacia el oriente, y sobre él se encumbraba el Alto de Moncabrér en Mariola: quedaban al nordeste los montes que desde el pantano se agrupan en el término de Xixona, y al norueste la Sierra de Onil, Saix y montañas de Petrel, reconociéndose la nombrada el Cid”.
“Entre los pueblos de Castalla y Onil queda media legua de llanuras y en ellas los marjales, precedidos de un suelo arenisco: es tanto lo que rinden, que ó se deben reputar por los más fértiles del reyno, ó sus cultivadores por lo más industriosos e inteligentes. Lo son mucho efectivamente, como fertilísima de suyo la tierra. Esta, aunque naturalmente de arcilla blanquecina, aparece obscura por los abonos que le añadió el colono; mejorase con mezclas de arena quando es sobrado tenaz; y es transportada otras veces á los campos areniscos para darles substancia. Excavaron los de Onil varios azarbes, por donde corren libremente las aguas de los marjales quando no las necesitan para el riego, y practicaron en ellos a trechos varias entradas para colocar tablones, y detenerlas quando deben fertilizar los campos; de los quales los que se extienden hasta las inmediaciones de Onil sirven para maíz y trigo; síguense otros en gradería con semejantes producciones, guarnecidos de almendros lo largo del ribazo; y después otros por aquellas lomas, donde hay viñas, almendros y olivos. Presentan los olivos un modelo acabado que debe copiar quien desee cultivarlos con todo acierto: tienen regularmente tres tramos principales bien abiertos, de los quales salen otros limpios, sin confusión, recibiendo todos la influencia del sol y de los vientos. Cógese allí el fruto quando está maduro para evitar los riesgos que suelen suceder; y á mi parecer debiera cogerse aun con más anticipación, quando la aceytuna es de roxo negro sin arrugar ni dureza; porque entonces está llena de xugo sazonado, que lejos de aumentarse en adelante, se altera, se engruesa, y el aceyte que proviene ni es tán bueno ni de tanta duración. Mejor sería si á imitación de los Provenzales se perfeccionase la fábrica y manipulación; y no tendría la Francia el derecho exclusivo de proveer de aceyte las mesas delicadas, ni seriamos tributarios de ella en este articulo.
La aceytuna debe cogerse en tiempo seco y á mano sin esperar que cayga: debe separarse la sana de la dañada, y molerse pasados solo dos días, sin darle tiempo á que acinada fermente y se corrompa.
Debieran multiplicarse los molinos para el aceyte común, limpiarse con lexías, como igualmente los utensilios necesarios.
Convendría mucho que los propietarios tuviesen molinos particulares, según el método de Mr. Sieuve, para separar el hueso de la carne, y extraer de ella el aceyte virgen, llevando después el residuo y los huesos a otros molinos para extraerles el aceyte que queda. La costumbre envejecida, la falta de luces y de comercio, el exôrbitante derecho de almazara, son obstáculos que debieran vencerse. Algunos hallarán otro de mucho bulto en la grandísima cosecha de aceyte que tenemos en España: como si las riquezas embarazasen, ó como si toda se hubiese de fabricar por el modo de Mr. Sieuve.
Además de las aguas que brotan en los marjales tienen los de Onil tres fuentes preciosas llamadas la Mayor, la de Fabanella y la de la Arcada. Nace la primera al pie del monte dentro de la villa, socorre las necesidades de los vecinos, mueve un molino, y fertiliza 70 jornales de tierra: la de Fabanella en la raíz occidental del cabezo del mismo nombre, con aguas para regar 15 jornales; y la de la Arcada, llamada así por pasar sobre un arco, en la falda meridional de Montbari, con igual cantidad de aguas que la de Fabanella. Como todas nacen a bastante elevación respecto de la hoya, proporcionan riego a muchos campos que sin ellas quedarían secos. Son estas inferiores en mérito a los marjales, bien que dan siempre dos cosechas de este modo. Siémbrase el trigo en el tiempo regular, y sigue sus épocas hasta llegar a la perfección: segado y levantadas las mieses, vienen otros trabajadores que aran el campo, y lo siembran de maíz”.
“Quando este tiene aún el fruto verde entran otros de nuevo, y en el mismo campo siembran habas, que se hallan ya muy crecidas al coger el maíz; síguese a esta cosecha la de las habas, y a continuación se prepara el campo para sembrar maíz, que madura antes de cumplirse dos años desde que se sembró el trigo. Así se suceden las cosechas cada dos años, a no ser que el labrador prefiera otras. La suma de frutos en Onil se regula en 2200 cahices de trigo, 800 de cebada, 600 de maíz, 460 de almendra, 300 de legumbres, 700 arrobas de anís, 4500 de aceyte, 200 de cáñamo, 1800 de zanahorias, 20 de gualda de tintes, 210 cántaros de vino, y apenas 80 libras de seda.………
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