viernes, 8 de julio de 2011

ATAR LOS PERROS CON LONGANIZA



Esta frase tan conocida se remonta a principios del siglo XIX, y más concretamente en un pueblo de la provincia de Salamanca, Candelario, muy famoso por sus embutidos.


Candelarias de antes fabricando embutidos


En el pueblo vivía un conocido fabricante de chorizos que se llamaba Constantino Rico "El choricero", cuya figura la inmortalizaría el pintor Bayeu en un tapiz que hoy se puede ver en el Museo del Prado.




"El choricero" tenía su factoría en la planta baja y trabajaban varias empleadas, y en una ocasión, una de ellas, en la que la prisa la acuciaba por las circunstancias, dicho perro estaría molestando y no se le ocurrió más que atarlo a la pata de un banco, usando una ristra de las longanizas que estaba embutiendo. En ese momento, entró un muchacho, hijo de otra de las trabajadoras a dar un recado a su madre y presenció boquiabierto la escena, salió rápidamente a divulgar el grito de " en casa del Tio Rico se atan los perros con longaniza".
La expresión, se hizo habitual en el pueblo y se difundió por toda España, y desde entonces se utiliza esta frase irónicamente cuando se hace ostentación de riqueza y derroche.




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