Esta expresión se usa a diario y solemos decirla cuando alguien está como ausente o ajeno a lo que sucede a su alrededor.
Parece ser que su procedencia viene del S.XI ó S.XII, cuando con cierta frecuencia los Reyes de León durante la Edad Media, visitaban Babia, región montañosa de la comarca leonesa y pasaban largas temporadas de verano.
Babia era un rincón placentero, bien comunicado y habitado por gente pacífica y leal al monarca.
Era lugar preferido para descansar y apartarse de los asuntos de palacio y de las intrigas de los nobles que se empeñaban en instaurar un régimen feudal.
Estas ausencias reales motivaban inquietud entre los vasallos y cuando preguntaban por su señor les respondían "el Rey está en Babia".
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