La ruta dels castellers fue una vivencia forzada por las circunstancias de la propia vida.
En tiempos difíciles de la posguerra, la mayoría de las gentes del pueblo de Onil se veían obligadas a emigrar a otras tierras en busca de trabajo, sin más aliciente en su caminar que el de unas manos vacías abiertas a la esperanza.
Fila de arriba (de izquierda a derecha):
Remedios Caballero- Ramoneta Bretó "La feria"- Luis Albero"Tio Cañís"- María Sanchis "La Anguerina"- Jose de Aranjuez- Sunsioneta Vidal "Llavoretes"- María "La Castelluda"- Felina Durá "La Macaria".
Fila de enmedio: Pepet Molina "hijo de Pepe Trava"- Tomás Porquera de Castalla- Pepito y Paco Vicent "els llonganises"- Luis Albero "Huertas"- su hija Pilarín- su esposa Pilar Juan.
Fila de abajo: Joaquin y Joaquinito "els llavoretes"- Mª Luisa Vicent "la nena" y sus hermanos Vicente, Jaime y José Luis- Jaito Vicent, Antonia y María "els llonganises"- Juan Varsella de Castalla.
A mediados de Abril ya estaban pensando en hacer la maleta para viajar a “Castella”, su objetivo era trabajar en el corte de la teja y el ladrillo. Cada año el escenario podía ser en un sitio diferente, igual tocaba desplazarse a Valdearenas, como a Chinchón, Jadraque, Yunquera, Tarancón, Alcalá de Henares, Madrid, Aranjuez ó Guadalajara, donde siempre encontraron el calor de una mano amiga.
Algunas de las familias que a lo largo de los años fueron en cuadrilla son José Vicent, junto con sus hermanos Joaquín, Luis y Toneta; Luis Albero “Cañís” y su hermano Matías Albero "Masiano", Luis Albero “Huertas”, Ramón Peiró, Ramón “Cachap”, Pepe “Trava”, Pepe “Charpa”, Quico “el Moreno”, Agosti “el Ventano”, Pepe “el Fachós” , Simeón Rico y su hermano Facundo Cañero, Pascual “Monvari”, Saoro “el Tin”, Juan y Tomas Porquera de Castalla.
Por aquel entonces como habían pocos medios de transporte el día que marchaban, alquilaban el carro del tío Roque Ferri “El Roc” cargado de fardos y de niños y les llevaba hasta la estación de tren de Villena. En algunas ocasiones los mayores hacían la marcha a pie hasta el destino por un atajo más corto.
Como la marcha casi siempre coincidía con las Fiestas de Abril parece ser que hasta el burrito que llevaba el carro no se quería ir, pues al llegar al puerto de Biar como cayeran dos gotas de lluvia al burro se le mojaban las orejas y se paraba, no quería caminar, le tenían que dar un trozo de pan mojado con vino para que tomara fuerzas y siguiera tirando del carro sin rechistar.
Al llegar a Villena tras una larga espera subían al tren “carretas”, en el que llovía más dentro que fuera, por su vieja carrocería y era más lento que andar a pie, a veces, cuando se paraba por alguna avería hasta les daba tiempo de bajar a coger hierba para los conejos que llevaban camuflados en una cesta y cuando el tren se ponía en marcha de nuevo daban una pequeña carrera y lo alcanzaban.
A la llegada a la estación de Alcázar de San Juan tenían que hacer transbordo de trenes y aquello era todo un caos, el bajar y subir los fardos del equipaje, a toda la prole de niños, a prisas y carreras ya que el tren no esperaba. Alguna vez se tuvo que esconder algún crio debajo de los asientos del tren, ya que lo que costaba el medio billete de niño a veces no se podía pagar y si por esas te cogía el revisor del tren te hacia pagar el billete doble.
Una vez llegados al Tejar añoraban su querido terruño y el día 22 de Abril en medio de la era se hacia una gran hoguera y cenaban a su alrededor todas las familias, le cantaban el Himno a la Virgen de la Salud y le pedían con fervor que no lloviera para poder trabajar sin tregua todo el verano.
La producción de tejas manuales que allí se hacía era una media de 9 a 12 mil diarias entre oficiales y asentadores que eran los que asentaban las tejas en la era, para que les diera el sol y se secaran las mesas donde se cortaban las tejas.
Los oficiales que habían en esta cuadrilla eran: Pepe Vicent, Luis Albero “Cañis” y su hermano Matías Albero "Masiano", Luis Albero “Huertas” que eran ya expertos en el oficio aunque después vinieron otros. Se trabajaba de sol a sol, sin regatear esfuerzos.
Joaquin Vicent "Llavoretes"- Luis Albero "El tio Cañis"- Pepe Molina "hijo de Pepe Trava"
Ya vienen desde Onil
Cuantas veces teniendo la era llena de tejas a medio secar venia de momento un gran chaparrón de agua y dejaba la teja caída en el suelo hecha un montoncito de barro bajo la mirada triste y desoladora de la gente que veían bajo aquel aguacero, el trabajo perdido y los esfuerzos de muchos días.
Cuantas noches al primer sueño el desgarro de un trueno les anunciaba lo que venía, chicos y grandes a levantarse a recoger la jornada de teja seca que había en la era y ponerla pronto a cubierto para que no se mojara.
Las gentes del lugar les cantaban con cierto cariño y comprensión:
Ya vienen desde Onil
alegres los tejeros,
con ellos llegó la lluvia
y también el crudo invierno.
Si quieres ser feliz
no te cases con un tejero,
que llega la medianoche
y ¡ arriba que está lloviendo ! .
También tenían sus ratos agradables, se recuerda que uno de los años que fueron al Tejar
de Aranjuez, Luis Albero "Huertas" con su esposa Pilar y su hija Pilarin, ésta de corta edad,
También tenían sus ratos agradables, se recuerda que uno de los años que fueron al Tejar
de Aranjuez, Luis Albero "Huertas" con su esposa Pilar y su hija Pilarin, ésta de corta edad,
pero muy espabilada, al llegar el 18 de Julio se celebraba la fiesta del trabajo y en el tejar
se hacía una gran fiesta. Se juntaban todas las familias y se hacia una paella gigante para
todos y los porrones llenos de vino tinto que no faltaran. La mesa ya estaba puesta y la
paella terminándose de hacer, mientras los niños correteaban por allí jugando, cuando de
pronto Pilarin en un descuido se acerco a la paella y con un cubo pequeño de arena la
espolvoreo toda como si fuera sal por toda la paella, ahí se acabo la aventura de la paella,
pero comimos a base de bocadillos y ensaladas y se termino bien el día festivo.
Esto solo es un pequeño retazo de unas vidas que tuvieron que marchar en busca de trabajo lejos de sus gentes y de su pequeña tierra chica.
se hacía una gran fiesta. Se juntaban todas las familias y se hacia una paella gigante para
todos y los porrones llenos de vino tinto que no faltaran. La mesa ya estaba puesta y la
paella terminándose de hacer, mientras los niños correteaban por allí jugando, cuando de
pronto Pilarin en un descuido se acerco a la paella y con un cubo pequeño de arena la
espolvoreo toda como si fuera sal por toda la paella, ahí se acabo la aventura de la paella,
pero comimos a base de bocadillos y ensaladas y se termino bien el día festivo.
Esto solo es un pequeño retazo de unas vidas que tuvieron que marchar en busca de trabajo lejos de sus gentes y de su pequeña tierra chica.
Muchas gracias Antonia Vicent Durá por compartir tus vivencias con “Onil en mi memoria”.
5 comentarios:
Muchas gracias Jose Ramón, tu información sobre los castellers me ha sido de gran ayuda para encajar en mis recuerdos las raíces del para mí, desconocido Onil. Así los he puesto en mi relato: http://www.lawebdearturo.es/sempere/
Un saludo
Hola Arturo, me alegro mucho, después le echare un vistazo a tu web. Muchas gracias.
Que interesante Jose, mi padre nos contaba, cuando eramos niños la de gente que se iba de Onil hacer teja a Aranjuez, Guadalajara etc. etc, estaban allí unos meses y despuès regresaban a Onil, muy interesante todo, gracias
Ya sabemos un poco más de aquella vida tan dura ,muchas gracias
Gracias, J. Ramón y gracias a Antonia por darnos a conocer la vida tan dura de familias que tuvieron que abandonar Onil para ir a "fer teula a Castella"
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