La leyenda cuenta que Cristóbal Colón ya de regreso a España, tras haber descubierto el Nuevo Mundo, estaba en la mesa con varios comensales, nobles españoles todos, y uno de ellos le insinuó maliciosamente:
“Sr. Colón, incluso si vuestra merced no hubiera encontrado las Indias, no nos habría faltado una persona que hubiese emprendido una aventura similar a la suya, aquí, en España que es tierra pródiga en grandes hombres muy entendidos en cosmografía y literatura”.
Colón no respondió a este comentario y solicitó que le trajeran un huevo y lo colocó sobre la mesa diciendo:
“Señores, apuesto con cualquiera de ustedes a que no serán capaces de poner este huevo de pie como yo lo haré, desnudo y sin ayuda ninguna”.
Todos lo intentaron y vieron que siempre terminaba rodando por la mesa sin éxito, y le dijeron que eso era imposible de hacer, hasta que el huevo lo cogió Colón. Lo golpeó contra la mesa, colocándolo sobre uno de sus extremos y se quedó de pie.
Todos los presentes quedaron confundidos y entendieron lo que quería decirles: que después de hecha y vista la hazaña, cualquiera sabe cómo hacerla.
Esta expresión del huevo de Colón ha llegado hasta nuestros días y según la RAE, se define como:
"Cosa que aparenta tener mucha dificultad pero resulta ser fácil al conocer su artificio".
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